Marilyn salió descalza de madrugada con la maleta llena de certezas usadas y adioses nuevos. Sin titubeos paseó las aceras mancilladas en dirección norte. Le habían nacido alas.
A pesar del clima, consideraba ideales para su propósito los horizontes limpios del cabo. Tarareaba bajito una canción, y sonreía. Compró el ticket y subió al autobús mirando su asiento como a una casa nueva.
Amanecía cerca de la costa y Marilyn Pomez observaba la vida a través de la ventanilla. El paisaje se deshace cuando lo ves en movimiento, el futuro se acerca, se hace presente y se convierte en pasado a 90 millas por hora.
Traqueteos, tambaleos, curvas y pendientes: el autobús navega la ruta y lleva dentro un ángel recién nacido. Marilyn baja, ha llegado. Sostiene su maleta, se arregla el pelo, mira al mar y, por fin, vuela.
Marilyn Pomez dejará de ver la vida a toda velocidad y su presente la permitirá volar y que sus sueños se conviertan en realidad.
Amen!
¿Y quién no ha tenido este sueño alguna vez?
Soñarlo es bonito y ayuda a conseguirlo.
La vida en los caminos, el tiempo en las carreteras y la bella certeza del movimiento,
En el movimiento está.
Olor a salitre detrás de la sombra de su sombra acompaña la suave brisa que peina su pelo.
Con el mar hemos topado! 🙂
ayyyyyy ese sueño. saludos
Saludos!